Ictus, traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales… ¿Qué es el Daño Cerebral Adquirido?

El término Daño Cerebral Adquirido (DCA) hace referencia a la condición en la cual un cerebro, cuyo desarrollo ha sido normal hasta ese momento, sufre (después del momento del nacimiento) una lesión súbita que genera una alteración en su estructura y en su funcionamiento.

Causas

La causa más prevalente en los jóvenes son los traumatismos craneoencefálicos (TCEs), mientras que en el caso de los mayores son las enfermedades vasculares cerebrales, como son los famosos ictus.

 

Secuelas y consecuencias

 

Independientemente de la etiología del daño, sus secuelas suelen abarcar tanto la esfera física como la cognitiva, social y emocional del paciente, aunque la manifestación clínica es muy heterogénea en función de numerosísimos factores. En casos leves, las alteraciones pueden limitarse a la afectación mínima de una única función, pero en daños moderados y severos se ven afectados prácticamente todos los ámbitos de la vida del paciente, limitando su funcionamiento diario, su autonomía e independencia, sus relaciones familiares y sociales, su desarrollo laboral, etc. La gravedad de estas secuelas y su recuperación dependen de diferentes factores, tales como:

  • el tipo y la gravedad de la lesión,
  • la localización y su extensión (que puede ser focal, multifocal o difusa),
  • el estado premórbido del paciente,
  • la edad de aparición de la lesión, la eficacia de la intervención, etc.

Las consecuencias iniciales tras un DCA pueden situarse en un continuo en cuyos polos se sitúan el coma profundo en un extremo y la recuperación hasta el nivel premórbido en el opuesto. Entre ambos polos existe una gran variedad de grados de afectación, entre los que se encuentran, de mayor a menor gravedad:

  • el estado vegetativo,
  • el estado de mínima conciencia y
  • toda una amplia gama de alteraciones físicas, cognitivas, conductuales y emocionales que determinan el grado de dependencia, actividad (antes denominado discapacidad) y participación (antes minusvalía) de la persona que ha sufrido el daño.

En cualquier caso, los efectos del DCA son muy variados, como resultado de la gran complejidad de lesiones subyacentes, así como de las propias características de los individuos. De igual forma, el pronóstico de estos pacientes es también muy diverso, y depende de la naturaleza y gravedad de la lesión, así como de la prestación de un tratamiento adecuado.


Debido a esta complejidad de síntomas que pueden aparecer, para atender adecuadamente a los pacientes y a sus familiares siempre se recomienda una intervención por objetivos y multidisciplinar, con profesionales de la rama de la Neuropsicología, Logopedia, Fisioterapia y Terapia Ocupacional, entre otros.

Con un plan de intervención bien diseñado e individualizado a las necesidades, se puede salir de esta 😉 


 

Emilio Marín Illescas

 


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Emilio Marín Illescas

Neuropsicólogo y Psicólogo General Sanitario

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